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STOP BULLYING. AFECTACIÓN DEL ACOSO ESCOLAR

Entrevista a Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Vamos a Ver', magazine de tarde en directo.

Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza cómo nos afecta el acoso escolar.


1. ¿QUÉ ES EL BULLYING Y QUÉ TIPOS DE ACOSO EXISTEN?

El Bullying es el acoso o intimidación que se produce en el ámbito escolar por parte de un alumno o grupo de alumnos (acosador/es) hacia otro alumno (acosado o víctima) de manera repetida y con el fin de provocar un daño. El término Bullying, de origen anglosajón, se utiliza específicamente para el ámbito escolar ya que otros tipos de acoso tienen tanto su propia casuística como su propia terminología (Mobbing o acoso laboral, etc.)

El Bullying es un fenómeno complejo en el que confluyen diferentes causas y factores. Sin embargo, a pesar de la gravedad del tema, no es hasta hace unos años cuando se empieza a dar más importancia a esta problemática social fruto, por aquel entonces, de la repercusión mediática de algunos casos de suicidio en menores. El mito de que el Bullying afecta solo a clases sociales bajas y centros educativos situados en zonas menos favorecidas es falso. El acoso escolar no hace distinción de clases sociales ni de sexos, lo que sí puede sufrir variaciones es el tipo de Bullying infringido, de ahí que sea relevante conocer la tipología más frecuente de acoso escolar para poder detectarla en cualquiera de sus variantes.

Bullying verbal. El acosador expresa palabras crueles, insultos, amenazas, intimidaciones, bromas y frases excluyentes sobre la apariencia, el comportamiento, la condición sexual, la etnicidad, la raza o la discapacidad de la víctima. Los niños/as son más sensibles que los adolescentes. Esta es la forma más común de Bullying.

Bullying físico. El acosador manifiesta un comportamiento agresivo e intimidatorio (empujones, golpes, patadas, zancadillas, tirones, pellizcos, etc.). Es la forma más conocida (aunque no lo más frecuente) de Bullying y suele ir acompañada de la anterior. Se da en mayor proporción en chicos que en chicas y sucede más durante Primaria y primer ciclo de la ESO que durante el segundo ciclo de la ESO y Bachillerato. Es relativamente fácil de detectar tanto por el acto en sí como por las consecuencias físicas que tiene (moratones, marcas, cortes, manchas, etc.)

Bullying social o relacional. El acosador (en este caso grupo de acosadores) tienen el objetivo de que la persona no se una a un grupo o no forme parte de él (ej. comedor, recreo, partidos de fútbol o cualquier actividad social/educativa que tenga lugar tanto en el centro como fuera –cumpleaños-). Este tipo de Bullying es el más complicado de detectar ya que no hay un daño directo y sucede a espaldas de la víctima,sin embargo, es muy destructivo ya que el mensaje encubierto es “no te queremos, no sirves, vete, no nos gustas”.

Cyberbullying. Se trata del tipo de acoso escolar surgido más recientemente, con el auge del medio digital, que consiste en la intimidación producida a través de redes sociales, WhatsApp, etc. difundiendo falsos rumores, mentiras, amenazas, insultos, denigraciones o comentarios ofensivos. Este tipo de acoso causa un enorme sufrimiento en la víctima debido, entre otras cosas, a la magnitud de la difusión del acoso, que llega a “todos”.

Bullying sexual. Es, quizás, el más complicado de abordar pues cuenta con la negativa de muchos adultos a la hora de aceptar y dar credibilidad a tales comportamientos infantiles (rechazo a imaginar que los niños también tienen sexualidad).El repertorio de conductas de Bullying sexual va desde repetidos comentarios machistas u obscenos a tocar a la víctima sus partes íntimas o presionarla para que haga algo que no quiera.


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2. PERFIL DEL ACOSADOR Y PERFIL DEL ACOSADO

Perfil psicológico del acosador:

El acosador suele ser una persona físicamente fuerte y dominante, que aparenta tener una alta autoestima pero que realmente esconde complejos, carencias afectivas y una importante necesidad de sentirse superior a los demás. También suele ser una persona agresiva y oposicionista que tiende a enfadarse con facilidad y no controla bien sus impulsos ni sabe manejar sus emociones. Tiene baja tolerancia a la frustración, mostrando poca empatía en general y, especialmente hacia la víctima. Las conductas antisociales pueden empezar a edades tempranas y pueden tener seguidores en clase pero más por temor que por auténtica simpatía. De hecho, la popularidad del acosador es mayor en primaria que en secundaria, lo que indica que, conforme aumenta la edad de las personas, se incrementa también la condena social ante este tipo de actos. Por otro lado, los acosadores no suelen contar con una relación afectiva segura ni cálida a nivel familiar. La educación recibida en casa suele estar marcada por una falta de límites (por lo que no les ha podido incluir en sí mismo) así como un alto grado de permisividad de los progenitores hacia sus conductas antisociales (nuevamente carece de límites que le indiquen lo correcto o incorrecto de sus acciones).

Perfil psicológico del acosado:

Acosado pasivo. Cuando el acosado es una “víctima pasiva” habitualmente suele ser una persona físicamente débil, con poca facilidad para las actividades físicas y cierta torpeza. Hay problemas de asertividad a la hora de defender sus derechos, hacerse valer y poner límites de manera adecuada. Son personas que tienden a ser solitarias, aislarse o tener pocos amigos. Suelen pasar desapercibidas y son consideradas como tímidas, temerosas, calladas y sumisas, todo ello debido al miedo al rechazo. Estas víctimas pasivas suelen ser también personas inseguras, con un pobre auto-concepto y una baja autoestima, sintiéndose frecuentemente avergonzadas y culpables por lo que les ocurre en el colegio/instituto.

Acosado activo o provocador. Hay importantes diferencias con el perfil anterior pero siguen siendo igualmente víctimas de acoso escolar. Estas personas tienen un temperamento más fuerte y, ante las agresiones y menosprecios, pueden llegar a responder también de manera violenta. Normalmente son personas que les han enseñado a defenderse con comportamientos agresivos para hacer frente a agresiones previas. Por otro lado, estas conductas de devolución no dejan de ser fruto de un mecanismo de autodefensa para evitar sentirse inferiores ante sus agresores. En cualquier caso, nunca son ellos quienes inician la violencia sino que esta llega como devolución a la recibida.


3. ¿QUÉ DAÑOS PSICOLÓGICOS SUFRE LA VÍCTIMA?

Siempre se han dado situaciones de abuso en las aulas. El hecho de que se haya puesto un nombre (“Bullying”) y su práctica haya sido condenada públicamente (campañas preventivas, charlas en las aulas, decálogos anti-acoso y guías de actuación para profesores y padres) ha servido para concienciar sobre esta situación con el fin de erradicar estos comportamientos vejatorios (aunque todavía quede mucho por hacer).

Las estadísticas arrojaban hasta hace poco la dramática cifra del 10% de acoso escolar, es decir, 1 de cada 10 niños sufriría Bullying, sin embargo, cuando se incluyen todos los tipos de acoso posibles (y no solo los que implican un daño físico) el porcentaje asciende al 25% de los escolares, es decir, 1 de cada 4 niños lo estaría viviendo. Es más, de todas las víctimas de Bullying, el 70% lo sufren a diario. Psicólogo Valladolid

Los daños de este problema escolar (y ya también problema social por la relevancia del tema) pueden ser muchos y muy graves. Todo dependerá del tipo acoso, la intensidad del mismo, la duración de este, cómo se haya enfrentado la víctima y la clase de apoyo recibido. Principales daños psicológicos:

Fuerte culpabilidad y baja autoestima. Van de la mano, las víctimas de acoso escolar suelen tener previamente una autoestima baja pero el Bullying sufrido les deteriora y devalúa su auto-concepto por completo, llegando a sentirse culpables de los abusos vividos e incluso merecedores de los mismos. Al no saber qué hacer para frenarlo se desarrolla en ellos un sentimiento de inferioridad e indefensión tan limitante que fortalece sus pensamientos autodestructivos, ratificando los sentimiento negativos hacia sí mismos.

Dificultad a la hora de establecer o mantener relaciones sociales. Pueden incluso retraerse y no tener vida social por miedo a la humillación. Las víctimas de acoso escolar presentan, estadísticamente, peores indicadores en lo que se refiere a su calidad de vida familiar y en su capacidad para una relación de pareja sana.

Trastornos psicosomáticos. Al reprimir el sufrimiento es fácil desarrollar problemas de salud física de origen emocional. Cefaleas tensionales, dolores musculares, mareos, molestias digestivas, etc. son algunos síntomas de manifestación física cuya causa se encuentra en el plano psíquico, siendo por lo tanto, de corte emocional.

Fracaso escolar. Tienen más probabilidades de abandonar la escuela y los estudios(tanto por miedo a acudir a clase como por el sentimiento de inferioridad que les lleva a no sentirse capaces de superar las materias).La pérdida de interés por lo académico les hace sentir peor a la larga ya que aquí el fracaso escolar es una consecuencia de su situación y no una causa deliberada de la misma.

Conductas rebeldes, desafiantes o violentas. Pueden tomar represalias utilizando la rebeldía o violencia. Normalmente, estas conductas agresivas no suelen manifestarlas con su agresor, sino que son exteriorizadas en contextos “seguros” como en casa con la familia o con amigos muy cercanos y de mucha confianza. Más que conductas propiamente agresivas, se trata de explosiones de ira acumulada fruto de la sumisión ante su acosador y el sufrimiento vivido desde la indefensión del Bullying.

Estrés crónico. Las víctimas de acoso o Bullying presentan elevados niveles de estrés no solo durante la época escolar sino también años después(comprobado mediante la secreción de cortisol, una hormona directamente implicada en la sensación y regulación de estrés).

Trastornos mentales y daño psicológico futuro. Existe una mayor probabilidad (45% de los casos) de sufrir trastornos como agorafobia, trastorno de ansiedad generalizada, crisis de pánico, depresión, adicciones o problemas de control de impulsos. Respecto al daño psicológico futuro, este sigue presente en un 75% de los casos pasados incluso 40 años después de haber sido víctimas del acoso (investigación del King’sCollege London)

Suicidio. Se trata de la consecuencia más severa pues es irreparable. Cerca del 80% de los niños y adolescentes que se suicidan sufrían Bullying.


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4. ALERTAR SOBRE EL ACOSO ESCOLAR, ¿QUÉ SEÑALES AYUDAN A DETERCTARLO?

No siempre es fácil identificar una situación de acoso escolar, especialmente cuando se presta atención únicamente a las agresiones físicas directas. Por lo tanto, se trata de entender los tipos de Bullying anteriormente descritos para poder tener una mayor amplitud de miras a la hora de detectar este tipo de situaciones.

Indicadores para Profesores:

Motes. Los alumnos suelen ser etiquetados con motes ofensivos, se les hacen bromas de manera constante para ridiculizarlos ante los demás y sufren conductas intimidatorias que a veces pueden pasar desapercibidas.

Aislamiento. Son niños y adolescentes que suelen estar solos, aislados y que nadie quiere estar con ellos ni en grupos de trabajo ni a nivel social. Suelen evitar involucrarse en actividades y nunca se ofrecen voluntarios.

Peleas no buscadas. Se reconoce esta situación porque se les pilla en una pela sin haber dado señales de ser personas agresivas y porque se anticipa de antemano que no había posibilidad de que ganara dicha pelea.

Daños en su material escolar. Este suele aparecer deteriorado. También pueden excusarse a menudo de haberlo perdido, siendo en este caso muy pobres las excusas (intentos por evitar que se descubra que son acosados).

Sentimientos y pensamientos depresivos. Decaimiento, falta de motivación e infelicidad. En clase se suelen mostrar inseguros, poco atentos a las explicaciones, evitan hablar en voz alta, intentan pasar desapercibidos y cuando les toca participar se muestran ansiosos.

Indicadores para padres:

Lesiones físicas. Uno de los indicadores más llamativos son la aparición de arañazos o golpes con una explicación poco convincente, más aún si aparecen con cierta frecuencia.

Desorden y desaliño. Pueden llegar a casa con la ropa manchada, estropeada o dada de sí, también con el material escolar estropeado o perdido, así como metido en la mochila de manera muy atropellada (fruto de la rapidez para recogerlo de cualquier manera e irse).

Malestar la víspera de las clases. El final del periodo de vacaciones, los domingos por la noche o los lunes por la mañana suelen ser momentos de abatimiento y tensión que puede manifestarse a través de problemas para comer, para dormir (pesadillas), nerviosismo o ponerse malo (dolor de estómago, de cabeza, garganta, etc.).

Almuerzos abundantes y dinero extra. Pueden llevar comida de más para el recreo, o incluso dinero de sobra, todo para los agresores. Incluso, los almuerzos adaptados al gusto de estos porque así se lo exigen.

No hay relaciones fuera de clase. No suelen ser invitados a las fiestas de cumpleaños de los demás, no quedan ni participan en planes después del colegio y cuando hay algún evento o festival escolar no tienen compañía.

Infelicidad. Cuando creen que no se les mira parecen tristes y cansados. Se les ve infelices aunque no se sepa por qué y, por más que se les pregunte lo niegan. Muchos padres están convencidos que si su hijo/a viviera una situación de acoso escolar se lo contaría, sin embargo, a pesar de la confianza que pueda haber entre padres e hijos, no siempre los niños/adolescentes se sienten capaces de verbalizar ese sufrimiento.


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5. PREVENCIÓN: ¿QUÉ SE PUEDE HACER DESDE LAS AULAS?, ¿Y DESDE CASA?

La solución está en educar en valores, tanto desde el centro educativo como desde la familia. La clave para que estos calen en la persona es la congruencia de contextos, es decir, que los ambientes que frecuente el niño sean similares en cuanto a la moralidad enseñada, promulgada y ejemplificada. Hay veces que, para ir a favor de la personas (educar bien a las personas) es necesario ir en contra de la sociedad ya que esta promueve valores inadecuados (exaltación de poder, modelos estéticos imposibles, éxito sin esfuerzo, competitividad extrema, dependencia de las redes sociales, hedonismo, alto consumismo, etc.). Otro elemento clave es inculcar los valores a edades tempranas ya que el desarrollo de la persona debe partir de ahí (y no de unos valores añadidos posteriormente que suelen ser ya integrados de una forma más racional que emocional). Algunos de los principales valores que deberían ser inculcados son: respetar, ceder, tolerar la frustración, saber perder, compartir, comprender, conocer los propios límites, valorar el esfuerzo, apoyar y aprender a convivir.

Prevención desde la aulas:

Reconocer el problema. Los docentes deben educar a estudiantes y padres sobre la importancia de tomar en serio esta problemática conjunta y cómo reconocerla. Se debe establecer un plan de acción para responder a los maltratos vistos cada día (por insignificantes que sean). Y además se debe evitar expresamente recomendar a las víctimas que “pasen” o que se esfuercen por caer bien a nuevos amigos. Esto solo contribuye a estigmatizar y culpabilizar al niño por lo que le está sucediendo.

Involucrar a los estudiantes. Fomentar un diálogo abierto con los estudiantes sobre el acoso y la intolerancia, mediante asambleas o foros “anti-bullying” para que sean ellos quienes propongan ideas y discutan posibles soluciones. De esta manera, ningún alumno se sentirá ajeno a la problemática.

Convertir a los estudiantes pasivos en activos. Al participar en una discusión abierta sobre el tema, los estudiantes que son “observadores” del Bullying, tendrán más herramientas para sentirse involucrados y convertirse en agentes activos en contra de los abusos (ej. realizar juegos de roles explicando a los alumnos cómo ponerse en el lugar del otro y ayudarse mutuamente a alzar la voz en contra del abuso de sus compañeros).

Promover la tolerancia y la inclusión. Generar un ambiente inclusivo, seguro y tolerante en la clase es esencial para que los alumnos sientan que su identidad es respetada y valorada. El docente debe mostrar una actitud abierta a los estudiantes, de manera que puedan confiar en él como profesor/a si están sufriendo una situación de violencia. Para ello hay que trabajar las dinámicas de grupo, la cultura de clase y la educación emocional.

Prestar atención a los agresores. Los niños responsables del Bullying también deben recibir atención y ayuda para disminuir su conducta agresiva. El atacar y sentir la necesidad de dominar a los compañeros responde a inseguridades propias e incluso a situaciones de violencia experimentadas en el hogar. Ignorar al agresor y solo enfocarse en la víctima es incompatible con una verdadera resolución del problema a largo plazo.

Psicólogo Valladolid Prevención desde casa:

Investiga lo que está ocurriendo. Escucha a tu hijo con detalle y no le interrumpas. Deja que se exprese.

Contacta con el centro educativo. Ponte en contacto con el profesor de tu hijo, con la dirección del colegio y con el jefe de estudios para alertar acerca de lo que ocurre y pide su cooperación.

No le incites a la agresión. Evita aconsejarle que se vengue y haga él lo mismo a sus compañeros.

Propón alternativas asertivas. Practica con tu hijo respuestas asertivas para reaccionar frente a los agresores.

Medidas legales. Si el acoso continúa, puedes plantearte contactar con un abogado que te informe.

Apoyo psicológico. Independientemente del grado de ansiedad y de miedo en el que esté envuelto tu hijo, es necesario acudir a un profesional para recibir asesoría y, si fuera el caso, comenzar una terapia.

Demuestra determinación y positivismo. Mantén la calma y no demuestres toda tu preocupación ante él. El optimismo debe prevalecer pero sin que eso signifique “quitar hierro” al problema ya que la situación es seria.

¿Y cuando el hijo es el acosador?

Investiga por qué tu hijo acosa a otros niños/as (habla con él, observa qué tipos de amigos tiene, etc.).

Habla con los profesores , escucha todas las críticas sobre tu hijo y colabora con el colegio para el seguimiento.

Construye una relación de confianza progresivamente él (no esperes ocurra ya).

Canaliza su conducta agresiva a través de algún deporte.

Señala a tu hijo que la conducta de acoso no está permitida por la familia y mostrad ejemplo de ello.

Enséñale a practicar buenas conductas y elogia sus buenas acciones.

No ignores la situación. Demuéstrale que lo que desapruebas es su comportamiento, no a él.

Ayúdale a manifestar su frustración sin agredir y anímale a que reconozca su error pidiendo perdón a la víctima.


6. SUFRO BULLYING, ¿CÓMODEBO ACTUAR?

Algunas indicaciones para saber cómo actuar cuando se es víctima del acoso escolar:

No respondas con violencia, no caigas a su altura. Aunque el primer impulso cuando uno es agredido o insultado puede ser reaccionar de la misma manera (“ojo por ojo”), y especialmente en unas edades como la infancia y adolescencia en la que la regulación y control de las emociones no está totalmente desarrollada, lo cierto es que responder de la misma manera solo puede traer problemas, ya no solo con los acosadores sino también con las autoridades educativas. Por otro lado, si en el trascurso del acoso anticipas alguna situación de peligro aléjate y evita estar solo, busca estar cerca de un adulto.

Comunícate con ellos. Hay que aprender a comunicarse efectivamente y de manera asertiva con los compañeros que están promoviendo el acoso para intentar buscar una solución. Normalmente no es algo que les frene ya que son personas con las que no es fácil entrar en razón pero para la víctima sí es positivo encarar esa situación mediante el diálogo directo pues es una manera de enfrentarse a ellos desde otro plano y hacerles ver que no se les teme (pues, al fin y al cabo, es lo que busca el acosador: infundir miedo). Por lo tanto, hay que aprende a: ignorar al agresor no escuchándole ni mirándole, responderle con tranquilidad y firmeza cuando proceda y, si es posible, a tratar de tomarse con humor (aunque sea falso humor) lo que diga.

Psicólogo ValladolidNo a la impunidad. Si no se puede encontrar una solución a través del diálogo, no hay que dudar en denunciar a los acosadores ante las autoridades pertinentes (padres, alguien del colegio, policía, etc.). Dejarles impunes significaría que podrán seguir ejerciendo el acoso. No hay que tener miedo a dar la cara pues, si el acoso se mantiene es, en parte, porque no se denuncia lo suficiente. Si se siente que no se es capaz de verbalizar lo que se está viviendo, se puede escribir una carta para luego ser entregada a un adulto de confianza.

Buscar nuevos amigos. Tanto si es el propio grupo de “amigos” el que ejerce el acoso como si son otros compañeros pero los demás les ríen las gracias, aléjate de esas personas porque no se merecen tu tiempo, tu atención ni tu amistad. Evita juntarte a grupos de alumnos problemáticos. Lo ideal es poder hacer nuevas amistades que de verdad te apoyen y estén en contra del Bullying. Hay que ser selectivos, más vale solo que mal acompañado.

Trabajar la autoestima. Las víctimas de acoso escolar suelen ser jóvenes (niños y adolescentes) con problemas de autoestima. Aprender a valorarse a uno mismo es una pieza importante de cara a la prevención y afectación, recordando siempre que no se ha hecho nada malo para ser denigrado por nadie. Si se siente que no se puede por uno mismo es adecuado pedir ayuda psicológica profesional para afrontar la situación de la mejor manera posible.

Ten siempre presente que…

No eres culpable. Ni eres la causa del problema ni tienes la culpa de la agresión. El único que tiene un problema y es responsable de todo es tu agresor.

Todos somos diferentes. Tu color, cultura, religión, aspecto físico, personalidad, forma de hablar o de vestir son características propias que te hacen único y te convierten en alguien valioso y especial.

No estás solo. No tienes que hacer frente a estas agresiones por ti mismo, es totalmente falso cuando se dice que enfrentarse uno mismo al acosador es bueno porque “curte el carácter”. Una persona sola no puede hacer frente a su acosador (menos aún si actúa en grupo) porque eso sólo agravaría la situación.

No respondas con violencia. No responder a las agresiones desde la violencia no te convierte en un cobarde. Ser valiente no implica actuar con las mismas armas que utilizan ellos. Afronta la situación demostrando que no tienes miedo, contesta de manera firme, tranquila y busca ayuda si anticipas peligro.

No restes importancia al tema. No te convenzas de que todo pasará pronto, acude a un adulto o a alguien de confianza y cuéntale lo que está pasando.

Explica cómo te está afectando. Hazte oír, a veces los adultos infravaloran la gravedad si no hay agresiones físicas pero el acoso psicológico (insultos, menosprecios, hacer el vacío, etc.) puede ser más dañino.


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