Psicólogo en Valladolid

Intervenciones en medios de comunicación




¿NOS INFLUYE REALMENTE SAN VALENTÍN? HABLANDO SOBRE EL AMOR…

Entrevista a Inés González Carballo, Psicóloga Clínica, para Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL) en el programa 'Vamos a Ver', magazine de tarde en directo.

Inés González Carballo, Directora del Gabinete de Psicología I.G.C., analiza cómo nos influye realmente San Valentín.


1. SAN VALENTÍN Y VÍSPERAS DE ESTA FECHA… ¿OTRO AÑO MÁS?

Se acerca de nuevo el 14 de febrero, nuestro famoso San Valentín o día de los enamorados, una fecha que no pasa nunca desapercibida. Los anuncios en medios de comunicación, la decoración en calles y escaparates, las colecciones de ropa y joyería lanzadas únicamente para ese día, las pastelerías y floristerías haciendo su agosto en febrero, los restaurantes más chic con menús especiales a dos y, por supuesto, las agencias de viajes con ofertas a destinos románticos en pareja. Visto así, supone un verdadero acontecimiento. Y… lo es, o, al menos, nos generan la expectativa de que así sea. Ese es el principal problema que sobrevuela al 14 de febrero: la expectativa de lo que ese día debería ser y de lo que no debería ser. Estas premisas no solo son falsas sino que pueden resultar dañinas. Lógicamente, las expectativas son solo eso, expectativas, y rara vez se cumplen como una réplica de lo imaginado, de ahí que, la presión por querer vivir un 14 de febrero maravilloso y feliz pueda desembocar en cierta insatisfacción e incluso decepción. Sin embargo, la realidad sigue imponiéndose año a año reciclando viejas expectativas y repitiendo errores. En cualquier caso, se trata de una fecha capaz de movilizar sentimientos muy contradictorios y, todo sea dicho, también cambiantes a lo largo de los años.


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2. ¿ES BUENO CELEBRAR SAN VALENTÍN?

Existe el día internacional para las enfermedades raras, el día internacional del trabajador, el día internacional de la mujer, el día internacional del libro y un larguísimo etcétera de señalados y reconocidos días. ¿Por qué no un día para celebrar el amor? Si entendemos bien lo que estamos celebrando puede ser algo bonito y especial. San Valentín debería ser una gotita más dentro de un vaso previamente lleno. En una relación de pareja sana y fuerte, ese día puede ser algo más simbólico que significativo ya que supone poner de manifiesto sentimientos y comportamientos que son habituales en la relación (detalles, cariño, planes juntos, romanticismo, etc.).Sin embargo, en una relación dañada, celebrar ese día puede suponer o bien algo a lo que agarrarse para creer que no se estaba tan mal como parecía o bien algo que evidencia más lo que no se tiene y sí se desearía. De ahí que, el 14 de febrero sea un día en el que se dan a la vez tanto excesos como carencias. Excesos porque se ha convertido en un día tan dulce que puede terminar “empachando” de amor y carencias porque a la vez esta fecha resalta, sin querer, lo que en muchos casos no se tiene a lo largo de los otros 364 restantes días del año.

Un aspecto importante que genera detractores entorno a la celebración del 14 de febrero es el fuerte impacto consumista que lo envuelve pero, ¿quién dijo que haya que acogerse a las celebraciones socialmente estipuladas? Para hacer de San Valentín un día especial no hay que pasar necesariamente por la fórmula comercial de dicho día. Las alternativas son tantas como maneras de vivir la relación encuentre la pareja y, en cualquier caso, cada persona es libre de celebrarlo como prefiera.

Por otro lado, un matiz que no debería pasar desapercibido es que el amor no es solo el sentimiento que se tiene por la pareja sino por todas y cada una de las personas que elegimos que formen parte de nuestra vida. Por ese motivo, siempre tenemos algo que valorar o a alguien a quien querer y eso convierte a San Valentín en un día no exclusivo de las parejas sino en un día señalado para todos.


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3. ¿QUÉ AMOR PROMUEVE SAN VALENTÍN Y QUÉ TIPOS DE AMOR EXISTEN?

La teoría triangular del amor establece 7 tipos de amor diferentes basados en tres componentes que, en función de cómo sean combinados, dan un tipo de amor distinto. Dichos componentes son: intimidad (sentimiento de cercanía, conexión, amistad y afecto entre la pareja), pasión (excitación, sentimientos de atracción física e impulso o necesidad de estar con la otra persona y tener relaciones íntimas) y compromiso (decisión de seguir en la relación a pesar de los altibajos que puedan surgir en el camino).

Según la combinación entre los tres componentes se definen distintos tipos de amor:

Cariño. Su único componente es la intimidad. Este tipo de amor es más parecido al cariño que caracteriza a las verdaderas amistades, donde se siente un vínculo y una cercanía con la otra persona, pero no pasión física ni compromiso a largo plazo.

Encaprichamiento. Su único componente es la pasión, “amor a primera vista”, por lo que se trata de un tipo de amor que puede desaparecer en cualquier momento.

Amor vacío. Su único componente es el compromiso, la unión de la pareja se basa solo en eso ya que la pasión y la intimidad han dejado de existir (o no han existido nunca como en el caso de los matrimonios concertados o por conveniencia). No sienten nada uno por el otro, pero hay una sensación de respeto y reciprocidad.

Amor romántico. Mezcla de pasión e intimidad, faltaría el compromiso. Este tipo de amor se vive de una forma muy intensa, no en vano es el característico de las películas, anuncios, etc. es el amor que se desea y el que más “vende” sin embargo, no es un amor capaz de vencer las dificultades que surjan. Es también el amor que promueve San Valentín (pasión e intimidad = unión perfecta). San Valentín no habla nunca de compromiso sino de este amor idílico y romántico que es, ante todo, “bonito” e intenso.

Amor sociable (o “de compañía”). Mezcla intimidad y compromiso. Se da frecuentemente en parejas en las que la pasión se ha ido, pero hay un gran cariño y compromiso con el otro. Un ejemplo de este amor se encuentra también en la familia y en los amigos profundos.

Amor fatuo (o “loco”). Mezcla de pasión y compromiso. Se da en relaciones en las que el compromiso es motivado en su mayor parte por la pasión, sin la importante presencia de la intimidad. Es característico de personas con dependencia emocional, que fruto de sus inseguridades establecen relaciones muy pronto sin realmente conocer a su pareja basándose solo en la pasión que sienten.

Amor consumado. Mezcla los tres componentes: intimidad, pasión y compromiso. Es la forma completa del amor y representa la relación ideal que pocos alcanzan. Mantener un amor consumado puede ser aún más difícil que llegar a él. Para conservarlo hay que traducir los componentes en acciones ya que, sin expresión de los tres componentes, el amor consumado tiende a desaparecer


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4. SAN VALENTÍN EN PAREJA Y SAN VALENTÍN SIN PAREJA ¿QUÉ PROBLEMAS SURGEN?

La diferencia entre San Valentín y cualquier otro día debería ser nula ya que se trata de un momento más del año, sin embargo, la etiqueta de la fecha lo cambia todo. Cuando se acerca en el calendario se propicia una mayor reflexión sobre el estado sentimental de cada uno y sirve, sin querer, para pensar y cuestionarse si se vive el amor de la manera en que se quería vivir. Para algunas personas resulta muy beneficiosa la reflexión porque les puede ayudar a tomar decisiones a modo de “empujón final” (afianzarse en su relación o poner fin a la misma). Para otras personas, sin embargo, puede resultar un tormento ya que no se sienten felices pero tampoco hacen nada por cambiar la situación que viven y pensar sobre el tema, simplemente, les bloquea.

El día de los enamorados puede ser, aunque no lo parezca, un motivo de desilusión con la pareja o, incluso, de conflicto con ella. ¿La causa? Mala comunicación entre ambos. Cada miembro de la pareja tiene una idea (idealizada o no) de su relación y del día de San Valentín. Esto es algo que resulta necesario hablar abiertamente para conocer de verdad el deseo de la persona y lo que le gustaría en esta fecha (celebrarlo por todo lo alto, algún detalle romántico no material, no hacer nada, etc.). Si no tenemos la valentía de expresar lo que sentimos probablemente nos decepcionaremos ya que no tenemos por qué compartir con la pareja la misma manera de entender el día ni tenemos tampoco las mismas necesidades emocionales o incluso las mismas formas de expresar lo que sentimos. Es lícito, lógico y comprensible que surjan discrepancias, al fin y al cabo, una pareja la forman dos personas, no una réplica de nosotros mismo y esto hace necesario hablar, comunicar y hacer ver al otro lo que nos gustaría. Se trata de llegar a acuerdos y que ambas partes se sientan incluidas a la hora de enfocar la fecha sin que nadie tenga que renunciar a su manera de celebrarlo.

Respecto a las personas que no tienen pareja, los problemas pueden venir en función de su situación personal, es decir, quien haya vivido una ruptura reciente o quien se quedara anclado en la nostalgia de felices días de San Valentín pasados. A veces las fechas funcionan más como recordatorios de lo que no se tiene que de lo que sí se mantiene. En cualquier caso, la reflexión, si se hace desde la calma, debe servir para entender el punto en el que ahora nos encontramos y aprovechar del pasado todas sus experiencias para aprender de ellas a modo de lecciones. La vida es un aprendizaje continuo en el que algunas fechas simplemente se encargan de hacernos llevar a un plano consciente lo que ya sentíamos y llevábamos dentro. Que ese efecto catalizador sirva para ayudar a encaminar mejor la continuación de nuestro camino. Es importante recordar de nuevo lo que comentábamos antes, siempre tenemos algo que valorar o a alguien a quien querer. Repetimos: San Valentín no es solo de los que tienen pareja, es de todos.


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5. ¿POR QUÉ NO ENCUENTRO PAREJA? ¿POR QUÉ NO DEJO A QUIÉN NO ME LLENA? ¿SOY YO EL PROBLEMA?

Es un clásico, muchas personas en estas fechas se replantean por qué siguen solas otro año más, por qué están con alguien a quien no quieren o por qué no les llena su relación. Si algo trae San Valentín para algunas personas es, sin duda, rescatar temas personales complicados, los cuales se tienden muchas veces a posponer por la incomodidad que suscitan. Una fecha así hace que, consciente o inconscientemente, revoloteen sobre nosotros reflexiones, dudas y temores.

Lógicamente, si una persona lleva varios años sola y, sin embargo, quiere encontrar pareja, es evidente que algo está fallando y, si algo no funciona, hay que encontrar tanto el “qué” como el “por qué” y el “para qué” del conflicto que se lo está impidiendo. Igualmente si una persona mantiene una relación que no le llena y el pasado San Valentín se propuso que sería el último pero, sin embargo, este año continúa con su pareja, también es indicativo de que algo falla (algo que no es tan evidente como pudiera en principio parecer puesto que si no la propia persona lo habría solucionado ya).

Son muchos los motivos por los cuales una persona no encuentra pareja: dolor no superado de relaciones anteriores, miedo a que le hagan daño, dificultad a la hora de comenzar una relación (por introversión, falta de habilidades sociales, etc.), complejos o temores que evitan acercamientos interpersonales; expectativas demasiado altas sobre lo que se espera o no de una pareja y qué requisitos debería cumplir; la no aceptación de uno mismo (que lleva a no aceptar a los demás pues proyectamos fuera lo que no soportamos dentro); egoísmo o, simplemente, querer conseguir las cosas sin esfuerzo (en una cultura de “usar y tirar” todo lo que supone un sacrificio no gusta, a pesar de que querer a alguien requiera constancia, dedicación y, por supuesto, esfuerzo).

No está de más decir que, en la sociedad en la que vivimos, la etapa de la adolescencia se ha alargado considerablemente hasta el punto que podemos encontrarnos con personas en la década de los 30 o 40 que se han quedado a nivel emocional/madurativo en una etapa anterior. Esto conlleva que las relaciones que establecen sean muy “adolescentes” o incluso que no lleguen a afianzarlas ya que, en parte, siguen idealizando un concepto de relación poco realista.

En muchos casos también, aunque sea de una forma sutil, el matrimonio que formaron nuestros padres es un espejo en el que nos miramos (suponiendo para algunas personas la fantasía de un éxito que no se sienten capaces de igualar o temiendo, para otras, la repetición de un fracaso que les aterra revivir). Es frecuente ver cómo en relaciones no satisfactorias suele haber, detrás del sufrimiento, elecciones amorosas erróneas en las que se da una gran precipitación a la hora de escoger pareja (bien porque no queremos/sabemos estar solos, bien porque nos ciegan ciertas características del otro que nos impiden ver el conjunto de su personalidad) o en las que se busca una figura protectora (si nos relacionamos desde la falta es probable que busquemos en la pareja –inconscientemente- un sustituto de nuestro padre/madre, lo que propiciará que la relación enseguida se desequilibre, que nuestras demandas crezcan y que nunca veamos saciadas nuestras necesidades, que la otra persona se agote y que la relación, finalmente, se rompa).

Todos estos indicios plantean la necesidad de profundizar en la problemática individual. Desde consulta, cada vez son más los casos que buscan entender por qué repiten un patrón inadecuado de relación constantemente, por qué no encuentran nunca lo que buscan, por qué no son capaces de comprometerse o por qué a pesar de estar mal en su relación se sienten incapaces de ponerla punto final. Entender estas andaduras personales es, en muchos casos, un trabajo de “arqueología mental” ya que hay que ir desenterrando y profundizando para conseguir dar con el nudo y, poco a poco, ir deshaciéndolo.


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6. ¿QUÉ FALLOS COMETEMOS PRINCIPALMETE EN SAN VALENTÍN?

En España hay más de 15 millones de solteros mayores de 20 años, un número que crece aproximadamente un 7% cada año y, a pesar del deseo casi generalizado por encontrar pareja, sin embargo, tanto las personas que la tienen como las que no, cometen frecuentes y repetidos errores en esta fecha, entre ellos los siguientes:

Errores que se comenten en San Valentín teniendo pareja:

Olvidar la fecha. Excusas como el exceso de trabajo, el poco tiempo, las preocupaciones diarias pueden llegar a hacer olvidar una fecha que, sin duda, significa algo especial para la pareja.

Detalles de un solo día. Los detalles en San Valentín gustan siempre pero no han firmado un contrato de exclusividad con el 14 de febrero. Por coherencia, si queremos a nuestra pareja, los detalles han de estar siempre presentes.

Priorizar planes con familia o amigos. Aunque comentamos anteriormente que el amor que se celebra este día no debería ser único de las parejas, cuando se tiene una relación hay que respetar el deseo del otro sobre el hecho de pasar el día junto a él/ella ya que ignorar este deseo se suele interpretar como síntoma de un bajo grado de implicación en la relación.

San Valentín igual a gastar dinero. Se trata de otro concepto erróneo. Muchas parejas se excusan en este motivo para ignorar este día o no celebrarlo, sin embargo, San Valentín es mucho más que eso y, en cualquier caso, no tiene por qué equipararse a regalos materiales.

Los regalos (comprados o no) se adaptan más al gusto propio que al de la pareja. Un error muy frecuente, ya sea en San Valentín, cumpleaños, aniversarios o navidades. Compramos en base a nuestro parecer y no solemos tener en cuenta el gusto o la necesidad de quien lo va a recibir.

Falta de iniciativa o de originalidad. No se trata de pasarse todo el año pensando qué hacer el próximo San Valentín pero sí es bueno salir de la rutina e innovar, esto también va a conseguir el efecto de hacer sentir a nuestra pareja especial, independientemente del tiempo que se lleve juntos.

Errores que se cometen en San Valentín cuando no se tiene pareja:

Aumentan los agobios por encontrar a alguien, lo que conlleva en algunos casos a empezar relaciones de manera precipitada (destinadas al fracaso muy frecuentemente). Para evitar que tanta premura implique hacer una mala elección de pareja hay que recordar la importancia de evitar repetir relaciones, la necesidad de buscar puntos en común (más que compartir gustos la clave es compartir valores), valorar si las conversaciones que se tienen son fluidas, conectar con el sentido del humor de la otra persona y buscar un mismo (o similar) grado de compromiso en la relación.

La nostalgia del recuerdo. Se tiende a rememorar tiempos pasados felices en pareja, sesgando nuestra vida actual y sintiéndonos vacíos en ella. Esto lleva a recrearse y encerrarse en un tiempo que no volverá, impidiéndonos disfrutar de construir en el presente lo que tanto añoramos del pasado.

Llamar a la expareja. ¿Cuántas personas han caído en la tentación de llamar a su expareja para quedar en estas fechas (aunque sea “como amigos”)? Muchas, ¿por qué? Nuevamente porque sesgamos: existe una tendencia natural a recordar de manera más condescendiente las relaciones pasadas cuando en el presente no se está saliendo con nadie.


7. ¿IDEAS PARA SAN VALENTÍN?

Si retomamos la idea inicial, recordamos que San Valentín es celebrar el amor, amor entendido como algo no únicamente centrado en la pareja sino también en la familia, amigos y, por supuesto, uno mismo. El primer y mejor regalo que deberíamos tener ese día es el que nos hagamos a nosotros mismos. Sí, a nosotros mismos. Deberíamos regalarnos algo, no importa que sea comprado o que sea “no material”, la clave es que nos haga ilusión y nos lo concedamos. Una vez que nos hayamos dado nuestro regalo, ya estamos en condiciones de poder celebrar San Valentín con nuestra pareja o personas a las que queremos si no estamos comprometidos. ¿Ideas? Un plan especial, un detalle bonito… no hay normas ni códigos. No es necesario regalar flores, perfumes o bombones, personalicémoslo porque nuestra “persona especial” no es “una persona más” por lo tanto, no estandaricemos su regalo, se merece algo a su medida, único.


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